lunes, 8 de octubre de 2012

Enfermedad de Crohn


La enfermedad de Crohn es una de las enfermedades inflamatoria intestinal más conocida. Puede afectar desde la boca hasta el ano, pero principalmente se localiza en el íleo terminal.



Las lesiones son segmentarias con zonas sanas rodeadas de tejido enfermo. La zona lesionada tiene afectadas todas las capas de la pared intestinal incluyendo las glándulas. 

Las alteraciones digestivas dependen de la zona afectada y de la extensión que tenga, sin embargo siempre se presenta una disminución en la digestión y disminución de absorción de nutrientes que puede llegar a crear un proceso de desnutrición .

Los síntomas más frecuentes son diarrea, dolor abdominal y perdida de peso. Puede presentarse de forma rápida y ocasionar seis o más deposiciones diarias. Esto lleva una perdida hidrolítica importante que hay que vigilar ya que de agravarse se daría deshidratación, anemia y taquicardia. 

La desnutrición es muy común en estos casos por lo que antes de tratarlos se debe conocer en qué estado se encuentra el paciente. La desnutrición es debida a:

- Menor ingesta de alimentos por malestar y dolor.
- Velocidad de tránsito aumentada que dificulta la digestión y absorción de nutrientes.
- Necesidades energéticas aumentadas debido al estrés emocional y la inflamación intestinal.
- Algunos fármacos pueden interaccionar con algunos nutrientes haciendo que disminuya su absorción en el organismo.

Tratamiento nutricional:

Los objetivos deben ser:
  1. Prevenir y/o corregir la desnutrición. Para ello podemos aportar un extra de nutrientes y si es necesario suplementarlos.
  2. Intentar disminuir la inflamación de la mucosa.
  3. Intentar  que el intestino funcione bien.
  4. Prevenir efectos secundarios relacionados con la enfermedad (cáncer, megacolon tóxico, osteoporosis…)
  5. Mejorar la calidad de vida.

La enfermedad presenta varias fases y cada una tiene un tratamiento diferente. Es imprescindible que la dieta sea personalizada para cada paciente. Hay dos fases: fase aguda, en la que se puede presentar un brote agudo o moderado y fase de remisión.

Fase activa:

- Brote agudo: Hay gran numero de deposiciones líquidas. En estos casos la solución suele ser nutrición enteral o parenteral.

- Brote moderado: El numero de deposiciones es menor que en el brote agudo. Instauraremos una dieta astringente durante unos días hasta conseguir heces semipastosas. 

Las recomendaciones son:

- Necesidades energéticas aumentadas. 40-50 kcal/kg/día.
- Carbohidratos deben ser complejos y en proporción del 50-60%. 
- Importante ingesta de agua.
- Aporte proteico elevado. 2g/kg/día.
- Reducir la ingesta de grasa y usar aceite de oliva (10ml). Un exceso de grasa facilita la lubricación del intestino y aumenta los ác.biliares  lo que le da un efecto laxante.
- Eliminar los alimentos ricos en fibra.
- Suplementar vitaminas. Una forma de hacerlo es licuando frutas y hortalizas.
- Evitar lácteos y derivados. La lactosa tiene efecto osmótico. Sustituir por derivados de soja y arroz.
- Evitar alimentos proinflamatorios: Alimentos ricos en grasas saturadas y ácido araquidónico.
- Aumentar consumo de ácidos grasos de la serie n-3
- La ingesta tiene que ser pausada, el volúmenes pequeños y en 6 o 7 tomas.

Cuando la consistencia de las heces sea semipastosa se pueden introducir nuevos alimentos:
- Aumentar la dosis de aceite a 20ml
- Introducir verduras suaves: judía tierna, calabacín, calabaza, zanahoria hervida…
- Introducir yogur desnatado cuajada y queso bajo en grasa si se tolera bien. 

Fase de remisión: 

La dieta ha de ser ligeramente hiperproteica e hipercalórica en la que se irán introduciendo alimentos de forma gradual:
- Pescado azul una vez a la semana.
- Aceite de oliva 30ml
- Legumbres. Primero las que tengan menos grado de fermentación (no causen tanta flatulencia) como guisantes o lentejas. Una vez por semana y si se tolera bien aumentar a dos.
- Introducir nuevas frutas. Evitar cítricos.

Una vez haya remitido la enfermedad hay que seguir con una dieta de protección:
- Alimentos ricos en ácidos grasos omega 3.
- Alimentos ricos en beta-caroteno.
- Alimentos probióticos.
- Alimentos prebióticos.

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